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Los Depravados

Dice el diccionario de la RAE que son los de conducta anómala y degradada, especialmente en lo sexual, y agravado usualmente por el crimen y el asesinato.

El 5 de julio de 2014 amaneció muerta en Santa Cruz de Galápagos, Valerié de La Vandene, doctora en Criminalística y célebre camarógrafa de la vida submarina. La bella dama se enamoró del archipiélago y en él fijó su residencia.

Había arrendado su casa a la máxima autoridad correísta de la isla Santa Cruz, Angel Vilema, uno de los fieles de Correa. Este sujeto organizó una fiesta pomposa para recibir a la delegación comandada por el Presidente, el 24 de mayo de 2014, el festejo culminó en una orgía de alcohol, drogas y sexo de todos contra todos en la que se cuenta que Correa inhaló estupefacientes y protagonizó escenas amorosas con hombres.

Valerié, que estuvo invitada por ser la dueña de casa, cometió el grave error de videofilmar varias escenas de la orgía sin saber que le costarían la vida. Desde luego mostró la grabación a otras personas, lo que hizo entrar en pánico a los depravados «artistas».

Dos sicarios empezaron a exigirle que entregara los registros gráficos, amenazando con matarla. Fue entonces cuando el Fiscal Quevedo hizo la pantomima de darle protección, que de nada serviría porque más tarde el levantamiento de su cadáver tenía un balazo en la sien derecha y un revolver junto a su mano del mismo lado.

La autoridad judicial, Eduardo Sánchez Paredes declaró que se había suicidado, conclusión que nunca aceptaron sus familiares y tampoco la prensa internacional, que conocía y respetaba a La Vandene por sus aportes a la ciencia.

La investigación inicial halló residuos de pólvora en la mano derecha del cadáver, supina y tonta mentira porque las autoridades cómplices ignoraban que Valerié era zurda, y habría tenido que torcer su brazo de modo IMPOSIBLE para llevar el cañón del arma hacia la sien derecha. Años más tarde y cuando la prensa internacional presionaba, Valerié fue exhumada sin testigos para poner pólvora en la mano izquierda del cadáver en una coartada a lo bestia.

Resulta una obviedad que la conclusión del suicidio fue una estupidez ordenada por los depravados, con el degenerado Correa a la cabeza.
Así como también es obvio tener que recordar que otro camarógrafo de las orgías, Quinto Pazmiño, apareció asesinado y tres meses más tarde su mujer, al enterase los depravados que ella guardaba copias de las grabaciones orgiásticas homosexuales.

Y pensar que hay ecuatorianos nostálgicos porque regresen los depravados, de la mano de su monigote y cómplice: Andrés Arauz… ¡POBRE PAÍS!

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